viernes, 25 de diciembre de 2009

Fiestas decembrinas ~

En esta ocasión, hago un post rápido. Para mí, Diciembre no solo es el mes de mi nacimiento, un primero de él llegué a este mundo retorcido y contrastante; también significa una carga ingente de trabajo, preparando exámenes al tiempo que ayudo en el negocio familiar. Sin embargo, siendo casi las tres de la madrugada, declaro oficialmente terminada mi jornada navideña, y vengo a dejarles mis deseos decembrinos.

Realmente, de todo corazón espero que pasen lo que todos desean, una Feliz Navidad y Año Nuevo, temiendo sonar a slogan barato, pero en realidad lo deseo. No hace falta conocer a fondo a la gente para querer que las cosas buenas lleguen a ella, porque por los buenos deseos empieza un arduo trabajo del corazón. Siempre habrá un lugarcito aquí, esperando sus ideas, desahogos e inquietudes, y yo trataré (¡será propósito de año nuevo!) mantenerme más al pendiente de este espacio que originalmente creé como crítica, y terminó siendo parte de mis desahogos.

Desde Jalisco, México, muriendo de sueño pero con los espíritus altos:

¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!

25/Dic/2009 - Alejandro Hazzam León Avilés.

martes, 24 de noviembre de 2009

Nocturna fatale. (Un poco de mi dolor)

Hoy compartiré algo muy mío, con ustedes. Enjoy.

Eran aproximadamente las 11, cerca ya de un nuevo día. Ambos amigos iban caminando, en pos de un grupo de jóvenes, todos ellos vestidos a la usanza dark: se veían cadenas, gabardinas, encajes en algunos; no podían faltarlos adornos como piercings o cruces invertidas. Eran en total 15 personas, aproximadamente. El par, que iba separado de los demás, difería un poco del resto porque ambos eran de baja estatura (la media oscilaba entre los 1.70 y 1.80 metros), y sus ropas no llamaban tanto la atención, un poco discorde con el ambiente general. Iban directo a la muerte; eso es algo que no podían saber. Sin embargo, cierto presentimiento los llamaba a la cordura, como la sensación (inequívoca, esta vez) de que no deberían estar ahí. Pero un reto es algo inquebrantable, más cuando la disputa tiene por objetivo el control del territorio.

- Hemos llegado.

El jefe del grupo se detuvo súbitamente. Las veladas amenazas de la Luna se respiraban en el aire; el frío se volvía cada vez más profundo, esa helada que pretende dormir los instintos y sensaciones, el escalofrío de la destrucción anunciada. Todos siguieron el ejemplo del líder, alertas, con las manos a punto para repeler cualquier ataque. El más mínimo movimiento de las sombras era analizado; matar o morir era cuestión de segundos. El par de amigos, rezagado aún, se mantenía a la expectativa, aún más nerviosos que los demás; la expresión en el rostro de uno de ellos podría haber resultado casi cómica, de no ser por la negrura de aquella noche y el inconfundible hedor de cadáveres que impregnaba el ambiente. Un susurro, un cambio en la luz, o el reflejo de la luz lunar en el metal; era cuanto esperaban todos para que la pelea empezara.


De entre las sombras, un rostro moreno se asomó sin previo aviso. Iba vestido de manera tan llamativa como los que tenía enfrente, con una cadena en mano, y la culata de una Magnum sobresaliendo de su bolsillo. Detrás de él venían varias personas más; espectros de muerte, ejecutores, todos ellos con idéntico atavío, que olfateaban, belicosos, el ambiente. Por aquí y allá relucían navajas, pistolas, botellas, y el fuego empezó a dibujar sombras macabras en el rostro de los presentes. La guerra era inevitable ya.


El primer paso fue dado por alguien desconocido. Quizá fue el primer puño que buscaba el rostro de alguien más el último contacto con la realidad. Porque todo fue confusión, un maremágnum de violencia y agonía. Ninguno escatimaba fuerzas en repartir los golpes, cada uno de ellos salía disparado como si se le fuese la vida en ello. Y en verdad así era: se estaba convirtiendo poco a poco en cuestión de supervivencia, cuando el salvajismo arremetió y el contacto se tornaba más cruento aún.


Todos seguían en pie, no querían renunciar. El honor, si es que eso existe entre las personas como aquellas, les impedía caer. Cada impacto que les sacudía sólo era un aviso para regresar a tiempo con el contrario, huestes enfurecidas matándose entre sí con tan sólo la fuerza de sus cuerpos.


No había más sangre para sus ojos. Se había perdido, pues la visión de cada uno estaba teñida en el carmesí de la furia, y las gotas de sudor y vida se entremezclaban en sus frentes y extremidades. Era una escena malévola: el Demonio se complacía en su estúpida cólera. El furor de la batalla alcanzaba límites no creíbles.


Entre los cuerpos tambaleantes, súbitamente uno cayó. Pero estaba inmóvil, no había besado el suelo y vuelto a levantarse como otros habían hecho ya. Estaba tendido, y un agujero macabro atestiguaba su muerte indigna. Por la espalda, una bala había dibujado la diana, y su corazón dejó de latir lleno de ira. Ni siquiera dolor sintió: tan sólo cayó, quedó ciego. Y su alma fue segada en medio del odio exacerbado.


Había sido derramada la primera vida. Era la señal que algunos esperaban. Quienes poseían su arma se aferraron a ella, haciendo blanco con precisión vaga. Uno, dos, varios cayeron heridos, con sendos trayectos grabados a fuego en sus vísceras. El aliento vital les abandonó sin mayor esfuerzo que el que habían hecho al golpear el suelo con sus cabezas.


Y sonaron las alarmas… Se aproximaba la policía, advertida quizá por algún vecino asustado. Quienes aún poseían un resabio de cordura en sus confundidas mentes, emprendieron la fuga. ¿En dónde estaba perdido aquel par de amigos que habían ido a buscar su fosa? Entre la oscuridad y la muerte, no quedaba espacio para distinguirse. Uno de ellos gritó el nombre de su compañero, apremiándole para marcharse, esperando que a sus oídos llegara el mensaje desesperado…

Seguía vivo aún. Los cortes y heridas eran profundos, pero habría tiempo para reposar volver a ser el niño estudioso, hijo perfecto que nunca habría hecho lo que aquella noche sombría cometió. Habría suficientes minutos para pedir perdón, horas para aprender de nuevo y días para enmendar. No estaba ciego ya, había abierto los ojos a la saña con que los humanos se asesinan unos a otros en triste orgía. Las promesas de cambio y el miedo bramaban en su pecho, llamándolo al escape.


Esquivaba cadáveres en su loca carrera, apenas y pudo tomar la mano de su amigo y huir despavorido. Corría con todo su ser, cada fibra tensa para poder salvar la vida. Faltaba poco para lograr sobrevivir a la locura….


Tan inesperado. Tan súbito. Tan estúpidamente real.


El menor de ellos cayó al suelo, un peso muerto sobre él. No había podido meter siquiera las manos. Sólo sintió el empujón y perdió su equilibrio.


Sobre él, reposaba el cadáver aún caliente de su amigo… De quien le había acompañado fielmente, a quien había llevado a la perdición. Tan sólo un pedazo de metal… Y las sienes sangrantes atestiguaban el horrendo hecho. Una vida perdida para salvar otra. ¿De qué sirve un sacrificio así? Todo era tan irreal, tan espantoso y grotesco. Dejó de pensar en correr. Tomó el rostro que antaño le sonreía entre sus manos cubiertas de sangre. Lloró, muy tarde se dio cuenta del dolor que somos capaces de sentir tan sólo por tener un corazón. Sus lamentos resonaban, como si un espíritu impenitente se regocijara en su pena. Cada grito clamaba por el perdón divino; la culpa le devoraba por dentro; sentía fuego correr por sus venas y carcomerle en espasmos enfermos. Había muerto por él…


Le abrazó. No podía hacer más que llorarle y lamentarse por no haber rectificado a tiempo… El cobarde que le había arrebatado el futuro no apareció más, se fue tras blasfemar en voz alta. Se perdió también entre las sombras.


Como pudo, sacó el cuerpo de ahí. No veía siquiera dónde ponía los pies. Sólo sabía que tenía que retirar su muerte de aquel lugar sacrílego. No podía dejar su obra tendida en el suelo con los otros que habían expirado en el seno de Satanás. Arrastrando su alma, salió.


Le encontraron minutos más tarde, aún aferrándose a la sangre seca y la carne fría. La razón le abandonó por completo… Tan sólo, más tarde, abrió los ojos y encontró el techo más prístino que en su vida había contemplado. No podía moverse. No tenía escapatoria. No hay clemencia para quien asesina.


La pena le embarga aún hoy día. Busca, desesperado, siquiera una palabra de aliento, una razón para poder olvidar. Para darle sentido al sacrificio. Para poder aceptar el regalo, y proseguir su camino con una sonrisa en el rostro marcado por las cicatrices del adiós. El tiempo cantará su desgracia, y no se sabe si algún día podrá liberarse del yugo que le ata a su pasado.

Las heridas de la culpa no cierran nunca. Tan sólo la mente las olvida, pero se rozan entre sí y el más mínimo movimiento desencadena la desesperación. Fue tardía la lección… Y vive, tan sólo existe, en busca del perdón.



- Nota al pie: para quienes leyeron completo, me encantaría decirles que es ficción... Siempre hay dolor en el camino, y motivos para morir. Si tan fácil es, ¿por qué no mejor buscamos uno para estar bien? Sigo aquí, después de todo; existe la culpa, hay rechazo, pero nunca me daré por vencido, no mientras haya alguien que pueda escuchar... -

lunes, 26 de octubre de 2009

Diario.

En esta ocasión, como siempre vengo tras un largo tiempo. No es que pierda el interés en mi "cruzada personal". La vida es demandante, e incluso he perdido el amor por las letras... O al menos, no lo siento tan arraigado como antaño. Creo que hoy me toca un poquito de desahogo. No criticaré, no voy a dar razones, solo quiero escribir. Advertidos todos, pueden saltarse este post si gustan, será algo más personal que los otros.

He estado leyendo los comentarios. Tanto en este espacio, como en el otro, donde para mi sorpresa y agrado, algunas personitas han dado un vistazo. La verdad, hoy ha sido un día gris, algo parecido a la falta de calma y riqueza de sombras, un día como otros muchos que todos tenemos y procuramos no recordar. No sé, me supongo que hacía tiempo que este sentimiento estaba enterrado entre muchos otros, bajo capas y capas de problemas, responsabilidades, falta de tiempo y falta de sueños. Hoy me siento un poco más desgastado que antes. Hoy, me veo, tengo veintidós años, casi veintitrés; y sin embargo, noto canas y arrugas que quizá no tengo, pero que al menos a mis ojos, simbolizan el camino recorrido y cuán difícil se torna seguir a medida que avanzo. Las veredas se estrechan con cada paso, y a veces, cuando miro el suelo, mis pies sangrantes me dicen cuánto he avanzado, y cuántas piedras han quedado atrás. Algunas, sin embargo, están ahí, incrustadas en mis plantas; y aunque agradezco la soledad cuando es cansada, siento que las punzadas nunca cesarán, aún en compañía.

Es como una metáfora de lo absurdo, de qué tan difícil es admitir que no se puede vivir solo. Nos sentimos abandonados, de repente levantas la vista del monitor, ves alrededor, y en la cafetería todas las mesas están llenas, ves a tus "amigos", en mesas diferentes. La mochila te hace guiños, el IPod canta a tus oídos. Tus ojos se pierden entre las letras que nacen con el teclado, los sonidos se ahogan entre los acordes de la agonía. Lloras en silencio, para ti solamente, nadie sabrá que estás así porque no derramas una sola lágrima.

Te sientes solo.

Tengo gente a mi lado. Tengo a mi novia, tengo un puñado de amigos, los pocos que me acompañaron cuando la travesía fue más escarpada. Cuando la montaña debía ser cruzada, y se volvía dura y pesada, con tierra metiéndose en tu nariz. Cierto es eso. Y son las personas que valen la pena. Pero es una de esas veces, donde no puedes sacudirte el abrazo de la melancolía, y vienes a desahogarte solo porque te ahogas con tu nudo y tus dolores, ya no puedes más. Pienso que no podría intentar algo como este blog, si no supiera del dolor. En este momento me toca a mí, a mi particular manera. Sufro, y empiezo a hartarles con esas ideas inconexas que nacen a cada momento, que escribo fielmente como pasan por mi mente con el teclado. Oigo, a pesar de los audífonos, la gritería de los niños de prepa que se alborozan y disfrutan el simple hecho de estar vivos. System of a Down no acalla, con su fatídica frase, ese sonido vivo y desafiante de la

Father! Father! Father! Father!
Father, into your hands, I command my spirit
Father, into your hands
Why have you forsaken me?
In your eyes, forsaken me
In your thoughts, forsaken me,
In your hands, forsaken, me...?

Trust in my self-righteous suicide?
I cry when angels deserve to die.

Trust in my self-righteous suicide...
I
Cry
When angels deserve to die.

Y, genial, el IPod conveniente decide que la orgía de tristeza continúe.

Crawling in my skin
This wounds, they will not heal
Fear is how I fall
Confusing what is real...

Me resulta gracioso cómo se juntan las cosas, casi adivinando tu estado de ánimo.

Solo sé una cosa... De alguna manera, sobreviviré.

Mientras tanto, un poquito de vacaciones, una depre bien disfrutada, algo de arrastrarse por cariño, quizá hacer el amor en la noche. O quizá no... Hoy hay examen, y mañana también. Además, el trabajo necesita tiempo. Me pregunto si las responsabilidades admiten escape.

A los que leyeron, esto fue un vistazo a cinco minutos de mi vida diaria... Gracias por seguir leyendo, sintonícense en la próxima emisión.

Sarcasmo aparte, creo que ahora yo les agradezco la atención...

- Último minuto. Saludos especiales (debería hacer esto más seguido, je): a Dany, espero que no le moleste que le diga así. Gracias por tus comentarios en verdad, nadie mejor que quien está dentro para entender mejor qué sucede en realidad... Ánimos. Realmente espero que todo cambie, y así será, I promise. Te debo un buen rato de chat, ¿quieres?; a Princesa Manzana, quien se dio una vuelta por mi otro espacio, y encima le dio el visto bueno a mis locuras, eso me motivó en buena parte a venir aquí y escribir tanta tontería... ¡Gracias por eso!; a Soñadora, a quien le debo una mejor respuesta que el final de mi post. Pero eso lo haré en otro respiro, iré a leer sus respectivos escritos y entonces seré yo el que comente. Muchas gracias ^^. -

Change & out ~

sábado, 30 de mayo de 2009

De vuelta...

Al final, resulta que el exceso de letras en el organismo puede llevar a un estado cataléptico, y después de tragarme la flojera y demás, regreso a hablar un poco.

Me llevé una sorpresa bastante grande cuando, viniendo a visitar este segundo espacio, descuidado hace mucho por mis múltiples actividades diarias y demás ajetreos de la vida en nuestro cruel pero hermoso planeta, me encuentro con tres comentarios, de dos chicas. Una de ellas me sorprende por lo fácil que engloba a los demás (cito textualmente: "los hombres son 100% superficialidad"), y por la agresividad con la que reacciona. Es... Lamentable. Siento que, si crees que hay un problema, lo atacas, o intentas resolverlo, o lo ignoras. Lo primero, es un impulso básico del humano, el prevalecer por encima de las ideas equivocadas. Lo segundo es más producto de las convicciones y creencias; mientras que lo tercero es simple y llanamente, desinterés y egoísmo. Me preocupa el ver que el solo hecho de tener una iniciativa un tanto desprovista de satisfacción - tanto por lo difícil de la cruzada como por lo insignificante de mis palabras - pueda motivar tan virulentos comentarios. Este "lugarucho", con todas sus "porquerías" es un espacio dedicado a mis ideas, mismas que, de ser posible, me encantaría ayudaran a la gente. Pero soy solo yo, nadie más, ¿qué tiene de malo intentar compartir mis puntos de vista sobre lo que yo creo, está mal? ¿Escribir "porquerías", cuando no me molesto en ir a dejar insultos o siquiera comentarios negativos en otros espacios? Sinceramente, me duele ver esa ferocidad y cerrazón, una serie de insultos sin fundamento y, muy posiblemente, producto de un gran dolor. No puedo compadecer ni tener lástima, eso no va conmigo. Solo expongo cuanto siento, y en lo que concierne al corazón, no hay hipocresías (¿cómo es posible engañarse a sí mismo?) Sin embargo, quisiera platicar más contigo... Siempre y cuando desees platicar, y no que nos ataquemos el uno al otro. De eso, he tenido suficiente, y no solo en este aspecto, sino en toda mi vida. =)

En cuanto a la segunda personita... Su comentario me parece mucho más razonable y, a mi pesar, más motivado por la desesperación que por el autoengaño. Es decir, puedo sentir (por favor, perdóname por hacer tan mías tus palabras, solo intento balbucear lo que sentí al leerlas) esa contradicción de saber qué está tan mal, pero no poder hacer nada para salir. Vivir en el engaño ya no es una opción, has visto lo que es en realidad este entorno; pero, ¿cómo escapar a lo que te asfixia, a lo que hipócritamente condenamos y fomentamos a la vez? Es cierto, este mundo es materialista y muy hipócrita.

Pero no todos tenemos que ser como el mundo nos dicta.

¿Qué sería del arte, de la belleza (sin subjetividad de las épocas, la Luna no necesita ser delgada para ser hermosa), del amor y la honestidad, si no existiera gente que se rebela contra las etiquetas del ser humano y su podredumbre? Es por eso que vengo y digo tantas idioteces, al menos a sus ojos; porque yo no quiero ser otro más, ni hacer como que nada pasa cuando la vida me dice que no es así.

Acomplejada.

¿No es esa cuestión de psicología, más que de dietas y ejercicio?

No lo sé, una vez más conjeturo y pongo mi granito de arena solamente.

Tengo una hermana, menor que yo; no me gustaría verla en este infierno.

...Y tuve una amiga... Y no me gustaría pensar que estoy dejando que otros pierdan a sus seres queridos, mientras yo me siento a leer y pasar la vida como pueda.

Saludos a ambas, y a quienes hayan querido venir a leer un poco de desvaríos... Les invito a que lean un poquito de mi locura, no soy un santo y mucho menos la más cuerda de las personas. Tengo otro pequeño espacio, http://freezemysoul.blogspot.com. Solo les ruego que los comentarios a este respecto, se queden aquí. Si quieren decir algo con respecto a mis letras, sin embargo, todo comentario por bueno o malo que sea, es bienvenido.

Aquí, aunque no les conozca, se les quiere, por el simple hecho de ser chicas, y ser humanas. No soy Jesucristo, pero quisiera aprender a amar como él.

(Y no es cuestión de religión, la Iglesia es tema aparte para mí)