He estado leyendo los comentarios. Tanto en este espacio, como en el otro, donde para mi sorpresa y agrado, algunas personitas han dado un vistazo. La verdad, hoy ha sido un día gris, algo parecido a la falta de calma y riqueza de sombras, un día como otros muchos que todos tenemos y procuramos no recordar. No sé, me supongo que hacía tiempo que este sentimiento estaba enterrado entre muchos otros, bajo capas y capas de problemas, responsabilidades, falta de tiempo y falta de sueños. Hoy me siento un poco más desgastado que antes. Hoy, me veo, tengo veintidós años, casi veintitrés; y sin embargo, noto canas y arrugas que quizá no tengo, pero que al menos a mis ojos, simbolizan el camino recorrido y cuán difícil se torna seguir a medida que avanzo. Las veredas se estrechan con cada paso, y a veces, cuando miro el suelo, mis pies sangrantes me dicen cuánto he avanzado, y cuántas piedras han quedado atrás. Algunas, sin embargo, están ahí, incrustadas en mis plantas; y aunque agradezco la soledad cuando es cansada, siento que las punzadas nunca cesarán, aún en compañía.
Es como una metáfora de lo absurdo, de qué tan difícil es admitir que no se puede vivir solo. Nos sentimos abandonados, de repente levantas la vista del monitor, ves alrededor, y en la cafetería todas las mesas están llenas, ves a tus "amigos", en mesas diferentes. La mochila te hace guiños, el IPod canta a tus oídos. Tus ojos se pierden entre las letras que nacen con el teclado, los sonidos se ahogan entre los acordes de la agonía. Lloras en silencio, para ti solamente, nadie sabrá que estás así porque no derramas una sola lágrima.
Te sientes solo.
Tengo gente a mi lado. Tengo a mi novia, tengo un puñado de amigos, los pocos que me acompañaron cuando la travesía fue más escarpada. Cuando la montaña debía ser cruzada, y se volvía dura y pesada, con tierra metiéndose en tu nariz. Cierto es eso. Y son las personas que valen la pena. Pero es una de esas veces, donde no puedes sacudirte el abrazo de la melancolía, y vienes a desahogarte solo porque te ahogas con tu nudo y tus dolores, ya no puedes más. Pienso que no podría intentar algo como este blog, si no supiera del dolor. En este momento me toca a mí, a mi particular manera. Sufro, y empiezo a hartarles con esas ideas inconexas que nacen a cada momento, que escribo fielmente como pasan por mi mente con el teclado. Oigo, a pesar de los audífonos, la gritería de los niños de prepa que se alborozan y disfrutan el simple hecho de estar vivos. System of a Down no acalla, con su fatídica frase, ese sonido vivo y desafiante de la
Father! Father! Father! Father!
Father, into your hands, I command my spirit
Father, into your hands
Why have you forsaken me?
In your eyes, forsaken me
In your thoughts, forsaken me,
In your hands, forsaken, me...?
Trust in my self-righteous suicide?
I cry when angels deserve to die.
Trust in my self-righteous suicide...
I
Cry
When angels deserve to die.
Y, genial, el IPod conveniente decide que la orgía de tristeza continúe.
Crawling in my skin
This wounds, they will not heal
Fear is how I fall
Confusing what is real...
Me resulta gracioso cómo se juntan las cosas, casi adivinando tu estado de ánimo.
Solo sé una cosa... De alguna manera, sobreviviré.
Mientras tanto, un poquito de vacaciones, una depre bien disfrutada, algo de arrastrarse por cariño, quizá hacer el amor en la noche. O quizá no... Hoy hay examen, y mañana también. Además, el trabajo necesita tiempo. Me pregunto si las responsabilidades admiten escape.
A los que leyeron, esto fue un vistazo a cinco minutos de mi vida diaria... Gracias por seguir leyendo, sintonícense en la próxima emisión.
Sarcasmo aparte, creo que ahora yo les agradezco la atención...
Change & out ~